miércoles, 31 de mayo de 2017

Naruto, el mandato del 6º Hokage. Capítulo 9: Bum bum. ¿Deidara?

Capítulo 9:
Bum bum. ¿Deidara?

Era de noche, allá a las 9. Un teléfono suena muy fuertemente en el laboratorio. Edgar estaba solo, Arnau ya estaba estable por lo tanto no necesitaba una atención continua. Edgar cogió el teléfono que se situaba al lado de su consulta.

-Al habla Edgar.¿Quién es?
-Edgar, soy Raúl.
-¡Ah! ¿Qué tal Raúl? ¿Qué necesitas?
-Estamos llegando a Konoha desde el país del hierro, hemos conseguido eso...
-¿Enserio? ¿Pero lo tenéis todo?
-Bueno, todo no, pero si lo necesario.
-Entiendo... ¿Entonces que hacemos?
-¿Podrías hacerlo esta noche?
-Si, creo que si. Aquí no hay nadie y además el único que está es Arnau, pero dudo que pueda enterarse de nada en su estado.
-Vale, pues yo te aviso cuando estemos muy cerca del laboratorio, pero entraré yo solo.
-Si, entendido. ¿Cómo lo lleváis?
-Está en unas vendas de sellado, pero una vez allí lo puedes guardar en el depósito.
-Vale, perfecto pues, aquí te espero hasta entonces. Adiós Raúl.
-Adiós.

Edgar colgó el teléfono. Se retiró adentro del quirófano y empezó a preparar materiales esperando la llegada de Raúl.

La Luna estaba llena. Era preciosa pensaba Miry, quién no podía dormir y decidió dar una vuelta por la parte norte de Konoha cerca de su casa. Se sentó en un banco a mirar la Luna, pensando en sus cosas y si, aún le daba vueltas a lo de Edgar, no sabía que era lo que ocurría y eso le hacía pensar demasiado en poder descifrarlo. Miry escuchó ruidos, como si alguien se acercara hacia ella. Esta se escondió en un arbusto cercano y se dedicó a observar quien podía ser. 
-(Lleva un uniforme del ANBU, pero no consigo ver la máscara... Si consiguiera acercarme un poco solo... ¡Espera! Es Raúl... ¿Pero donde irá a estas horas? Además estaba en misión se supone... ¿Y si salgo y le pregunto? No... No, si lo hago tal vez la cague... Pero podría seguirle... Si. ¡Decido! Le seguiré a ver donde va...).

Miry empezó a seguir a Raúl desde las sombras intentando evitar que este notara su presencia.
-(Va al laboratorio de Edgar... ¿Que irá a hacer ahí? ¿Irá a ver a Arnau?).

Edgar salió del laboratorio y empezó a hablar con Raúl.

-Edgar, alguien me ha seguido, no se quién es pero puede ser alguien cercano al Hokage. 
-Entiendo Raúl. Pasa, yo me encargo de quién sea, si lo haces tu solo harás más que ruido y empezarán a llegar agentes. Lo haré en silencio.
-Entendido. ¿Te espero allí entonces?
-Si, y ves preparando lo tuyo, he dejado una camilla para ello.
-Entendido.

Raúl entró al laboratorio. Miry escuchó todo esto. Estaba asustada. No sabía que hacer. Si salía corriendo Edgar la alcanzaría rápidamente con su kekkei genkai, pero si se quedaba Edgar la podría rastrear con su sharingan y podría llevarse una buena bronca... 

-¿Qué haces aquí Miry?-le preguntó Edgar-.

Miry se estremeció. No sabía como reaccionar.

-Pues... Esto... Yo...
-Venga, vuelve a casa chica, es tarde y encima mañana tendrás que empezar a entrenar para lo del ANBU. Venga, ves a tu casa y a dormir.

Miry no sabía como había podido colarle tan fácilmente a Edgar una escusa tan simple. Miry asintió y decidió ir a casa. Abrazó a Edgar como despedida y este se fue hacia el laboratorio.

Una vez dentro, fue hacia el quirófano donde Raúl le esperaba.

-¿Quien era?
-Miry, se ve que te habrá visto entrar en uno de sus paseos nocturnos y te habrá seguido para ver con quien ibas.
-Vaya... ¿Y que has hecho?
-He fingido que como no sabía que ella estaba aquí por seguirte y le he recomendado ir a casa. Y aunque lo ah hecho creo que sospecha algo.
-Bueno... Bien. ¿Empezamos?
-Si, sácalo.

Raúl abrió las vendas y dejó al descubrierto un cadáver de un joven rubio con un largo cabello. Este tenía un especie de sello en la parte superior del pecho, donde se situaba el corazon. 


-Vale Raúl, voy a ponerte la anestesia local. 
-Si.

Raúl se tumbó en su camilla. Edgar le inyectó la anestesia en el pecho a Raúl.
A continuación, se dirigió a quitarle el sello de el pecho al cadáver arrancándole la piel de donde se situaba. Cuando lo consiguió, le hizo un corte a Raúl en el pecho y le insertó el sello. Una vez cosido, Edgar empezó a acumular chakra curativo con el elemento madera en sus manos para curar rápidamente las heridas y que Raúl pudiera recuperarse cuando antes. 

-Te va a costar a aprender a usarlo.
-Lo se Edgar, pero lo necesitaba, gracias por habérmelo implantado... Nadie lo hubiera hecho aparte de Orochimaru.
-De nada Raúl, lo que sea por un compañero.
-Si, igualmente.
-Pero esto no puede salir de aquí, por favor, ya sabes lo que le pasó al último que empezó a hacer esto...
-Si, no te preocupes. Pero. ¿Que vas a hacer con Deidara?
-Lo guardaré en la parte del deposito que solo yo tengo acceso al igual que con otros.
-Vale, perfecto.
-¿Quieres pasar la noche aquí?
-No gracias, iré a casa.
-Vale, si pasará algo ven enseguida que te ayudaré.
-Vale, gracias. ¿Cómo va Arnau?
-Esta estable, sufrió un duro ataque.
-¿Y ya se sabe quién ha podido ser?
-No, pero tengo una sospecha...
-¿Cual?
-Temo que sea un usuario del rinnegan.
-¡¿Cómo?! ¡Es imposible! El rinnegan de Madara fue sellado y el único que lo posee actualmente es Sasuke Uchiha... Y dudo que pueda haber sido él.
-No, Sasuke es imposible que haya sido. Pero se que ha sido alguien con el rinnegan.
-¿Y cómo lo sabes?
-Sus heridas eran iguales que las que poseían los cuerpos que Nagato poseía como Pain. Son heridas que no curan por si solas ya que están hechas por receptores negros. Además... Encontré uno de estos dentro de Arnau...

(Muestra de los clones de Pain con los receptores negros).

-¿En serio?
-Si, mira.

Edgar se volteó y recogió el receptor de un cajón donde estaba guardado.


-Ya veo... ¿Entonces que hacemos?
-Hay que informar al ANBU, puede que estemos contra un enemigo del nivel de Madara Uchiha...

ONE PIECE RE: BIRTH Capítulo 10: El ogro azul y el ogro rojo

ONE PIECE

RE: BIRTH

CAPÍTULO 10:
EL OGRO AZUL Y EL OGRO ROJO


Al adentrarse en la isla, oyen unos fuertes pasos que se van acercando.

FRANÇOIS: Ya viene, ya viene, ya viene...


Aparece un enorme T-Rex de color rojo y todos empiezan a correr gritando. Cada uno corre por un lado así que el grupo se divide. Miry y Cristian van juntos y por desgracia, el T-Rex decide perseguirlos a ellos.

CRISTIAN: ¡Corre Miry!
MIRY: ¡¿Qué te crees que hago, tejer una bufanda?! ¡Ya sé que tengo que correr!

Los dos siguieron corriendo como locos hasta que perdieron de vista al T-Rex, llegaron a un campo donde todo estaba bastante tranquilo.

CRISTIAN: Uff... Qué suerte (Dice mientras jadea de cansancio).
MIRY: Por un momento pensé que no salíamos vivos de esta...
???: ¿Quién hay ahí?

Esa voz les puso los pelos de punta, venía de atrás. Los dos se giraron lentamente.

MIRY: ¡¿Qué?!
CRISTIAN: ¡Un gigante!

Vieron a un gigante que estaba sentado detrás de ellos, imponía bastante.

DORRY: ¿Cómo os atrevéis? Habéis entrado a la zona de Dorry, el ogro azul, sin pedir permiso, merezco unas disculpas.
MIRY: P-Perdone señor Dorry...
CRISTIAN: ¿Tiene comida?
DORRY: Pues sí.
CRISTIAN: ¿Podría darnos un poco? Llevamos dos días sin comer absolutamente nada.
DORRY: Hmmm, bueno, está bien, de todas formas, si intentárais algo contra mí os machacaría en un instante.

Dorry el gigante les da fruta y carne a Cristian y a Miry.

En otra parte de la isla, François y Barnau están completamente perdidos.

BARNAU: ¿Tú no eras el que sabe de orientación?
FRANÇOIS: Estoy en una isla que no conozco y encima sin mapa, ¿cómo quieres que sepa orientarme aquí?
BARNAU: Te podrías hacer grande hasta ver por encima de los árboles y descubrir donde está el barco, así podríamos ir allí.
FRANÇOIS: Eso no va a ser posible, aún no domino mis poderes y si me hago muy grande me canso en seguida.

Pasamos a otra parte de la isla, Edgard, Alisabeth, Ari y Jeireddin siguen huyendo pero al rato se dan cuenta de que no les persigue nadie.

ARI: Ahí va, ya no hay dinosaurio.
EDGARD: Sois unos genios.
JEIREDDIN: Pero si tú también estabas corriendo, además, si te transformas en humo el dinosaurio no te puede hacer nada.
EDGARD: A callar.
ALISABETH: ¿Dónde estamos?
ARI: Ni idea, además, hemos perdido a todos los demás.

Un gigante del mismo tamaño que Dorry se acerca a ellos y se sienta a comer.

ALISABETH: ¡Comida!
JEIREDDIN: ¡Pidamos un poco!
ARI: ¿Os fijáis en la comida y no os sorprendéis de que sea un gigante?
ALISABETH: Ostras, un gigante.
BROGGY: Hola amigos, soy Broggy, el ogro rojo, ¿sois piratas?
ALISABETH: Sí, y tenemos muuuucha hambre.
BROGGY: Yo os puedo dar algo de comida.
ARI: ¡Gracias!
BROGGY: Ahhh, qué recuerdos de cuando yo era pirata.
JEIREDDIN: ¿Dejaste de serlo? (Dice mientras come)
BROGGY: Sí, por cierta disputa que tuve con el ogro azul...
ALISABETH: ¡Cuenta, cuenta!

Todos se sientan a comer mientras el gigante empieza a contarles su historia.
Mientras tanto, en la orilla de la isla, sigue atrancado el barco.

ESTER: ¿No tardan mucho? A ver si se los ha comido un dinosaurio...
MARÍA: ¿Cómo sabes que aquí hay dinosaurios?
ESTER: Si no recuerdo mal esto es Little Garden, la isla donde se encuentra Mr. 3 y los suyos.
MARÍA: ¡¿Mr. 3 está aquí?!
PIER: Sí.
MARÍA: Hay que ir a ayudarles.
PIER: Nosotros pasamos.
MARÍA: Chicos, necesito vuestra ayuda.
ESTER: Pero tenemos que huir, cuando Mr. 0 lea la nota de despedida que le dejamos nos matará.
MARÍA: Yo me encargaré de que eso no pase, pero ahora os necesito.
ESTER: Bueeeno, está bien...
MARÍA: ¡Mil gracias!

María desata a Ester y a Pier y los tres bajan del barco.

MARÍA: Vamos allá... (Traga saliva)

En una parte más lejana de la isla se encuentra una pequeña casa de hecha de cera, enfrente de ésta se sitúan Moi y Yoshi, extrañados.

MOI: Hay que ser un verdadero crack para hacer una casa con cera.

Moi abre la puerta y entra, seguido por Yoshi, y comprueban que está muy bien construída, hay hasta muebles de cera, en el centro de la casita hay una mesa de cera con un Den Den Mushi. 
Nota: Los Den Den Mushi son unos caracoles que se usan en el mundo de One Piece como teléfonos.

MOI: Anda, hay hasta teléfono, ¿vivirá alguien aquí?

El Den Den Mushi empieza a sonar y Moi lo coge, se oye una voz de un hombre enfadado.

???: Mr. 3, ¿has atrapado ya a María?
MOI: No. ¿Con quién hablo?
MR. 0: ¿Bromeas? Soy Mr. 0. Ponte las pilas, porque resulta que también se han marchado Miss              Wednesday y Mr. 9, me han dejado una nota, así que a esos dos también hay que atraparlos.
MOI: Paso.
MR. 0: ¡¿Cómo?! ¡¿Quién eres?! Mr. 3 no se atrevería a desobedecer mis órdenes...
MOI: Llámame... Mr. Chocolate.

Continuará...

martes, 30 de mayo de 2017

DEREBAND: Cap 7


Páragul miró a todos los que rodeaban el campamento. Los más cercanos a Fillat no tenían runa.
─No quiero pelear con vosotros ─dijo con voz calmada. 
─¿Acaso tienes miedo? ─dijo uno de los guerreros que se encontraban más cerca de Fillat. Tenía una lanza en la espalda y seguramente era uno de los más fuertes y hábiles de la banda.
─No me gusta pelear ─dijo el héroe de guerra con sencillez.
─Pues deja que nos lo llevemos todo ─dijo Fillat, arrogante.
─No puedo permitirlo. No son mis cosas.
─En ese caso tendrás que morir ─dijo Sigrid.
Con un gesto, tres de los hombres hechizados atacaron al guerrero, pero este desapareció y apareció tras los bandidos. Los tres se desplomaron en el suelo y desaparecieron, troceados por la espada de Páragul.

Émiryn aprovechó para entrar dentro del carromato a coger su arco. Sin embargo un hombre la cogió por el cuello desde atrás y ella notó la punta de un cuchillo en su espalda.
─Qué velocidad... ─dijo uno de los hombres sin runa, admirando a Páragul.
Páragul contrajo la cara en un gesto de dolor y se desplomó agarrándose la pierna.
─¡Pero si ni siquiera se puede mover! ─dijo el asesino de la lanza─ Déjame que me ocupe de él, Fillat.
─No será necesario ─dijo el líder.
Sigrid hizo otro gesto y cinco más se adelantaron. Páragul se incorporó a duras penas. Los cinco atacaron a la vez y Páragul saltó con la pierna buena, por encima de ellos, cayendo en una mortífera lluvia de acero. Sin embargo la pierna le volvió a fallar y cayó mal.
Los cinco individuos desaparecieron.
─¡Es absurdo, estamos perdiendo el tiempo Fillat! ─dijo el de la lanza─ Déjame encargarme de él, te lo ruego.
─Como quieras ─sonrió el líder con malicia.
El hombre avanzó. Tenía la cara cubierta por un pañuelo que también le envolvía la cabeza. Todo él vestía de gris pardo, mezclándose en el medio.
─Te ha llegado la hora, lisiado ─dijo brandiendo su formidable arma─. Probarás la punta de mi lanza y recordarás mi nombre cuando mueras. Soy Wakambidi y soy tu final.
Páragul se levantó, apoyándose en su espada. Si aquel tipo luchaba igual de bien que fardaba, tendría problemas. Lo mejor sería que atacase primero. Sí, un atque sorpresa sería del todo inesperado...
Páragul se arrojó a toda velocidad hacia Wakambidi con la espada en ristre, esperando cortarlo, pero cuando bajó la espada, no se encontró con nada. Un golpe en su cabeza hizo que se cayera hacia delante. El asesino había esquivado el golpe y se había colocado tras él, golpeándolo con el mango de su arma.
─Vaya ─dijo Wakam─. Pensé que serías más rápido...
"Qué velocidad más sorprendente" pensó Páragul ". Es incluso más veloz que yo..."
─¿A qué esperas mequetrefe? ─lo picó Wakambidi─ Ataca, estúpido.
Páragul se levantó y miró al asesino. Tendría problemas si no acababa con él pronto. La pierna podría traerle más complicaciones. 

En otra parte, Edd, Partonio y Cristán llegaron donde Lem, Eliawain y Victhorin. 
─¡Cuidado! ─gritó Cristán disparando a la demoníaca figura. La flecha se quemó al contacto con el cuerpo de Ealena

─Tranquilo, Cristán ─dijo Eliawain─. Ella es una amiga.
─Pero... ¿y los niños? ─dijo Edd─ Porque en mi garaje no están...
─Era todo mentira ─respondió Vícthorin─. Los asesinos son Fillat y Sigrid.
─Pues menudo fiasco ─dijo Partonio.
─¡Tenemos que volver!─exclamó Moi─ ¡Páragul y Ryn están en apuros!

Páragul levantó la mirada mientras la sangre le goteaba por la cara. Aquel tipo iba a acabar con él. La lanza se le había clavado en la pierna mala y en la mano izquierda. Además, había esquivado una estocada que iba hacia su cabeza y que le había cortado en la sien.

─Pensaba que ibas a ser un hueso más duro de roer ─dijo Wakambidi dándole la espalda a Páragul─, pero has resultado un auténtico fracaso. 

Lem salió el primero de la cueva y se encontró de frente con Ari.
─¡UAAAAH! ─gritó Ariwen─. Joder que susto...
─¿Ya os habéis cargado a la diablesa?
─No exactamente ─dijo Edd mientras salía. 
─¡Hay que ir con el resto! ─dijo Lem echando a correr con Eliawain pisándole los talones. 
Todos corrieron tras Lem hasta llegar al campamento. Perro este ya no estaba. Sólo quedaban los restos carbonizados de la hoguera y un cuerpo al lado. Victhorin se acercó al cuerpo y lo giró. 
Páragul estaba tendido en el suelo. Su torso estaba surcado de cortes y de heridas provocada porque le habían clavado lanzas.
─¡AYUDADME! ─gritó Victhorin─ ¡SIGUE CON VIDA!

Naruto, el mandato del 6º Hokage. Capítulo 8: Viejo amigo...

Capítulo 8: 
Viejo amigo...

Era de mañana. Se oía un gran revuelto por Konoha. ¿Qué habrá pasado?
Moi se levanta de la cama, saluda a su hermanito, se bebe su colacao caliente y va directo a la calle para enterarse de lo que ocurrido.
Moi llega a la escena donde había ocurrido lo que hubiera pasado. Empezó a mirar a sus alrededores para descifrar que había pasado, pero solo se veían agentes del ANBU inspeccionando la zona acordonada. 
Moi se gira hacía una señora directo a preguntarle.

-Oiga señora. ¿Sabe usted que ha pasado?
-Ay hijo mío, pues se ve que alguien ha atacado a un joven de tu edad y lo ha herido de muerte, pero no saben nada de quién ha podido ser.
-Ostras... ¿Y sabe quien era?
-Creo que era el hijo de... O nieto de... ¡Ah si! Es el hijo de la jefa de doctores de Konoha, que eran del clan... Em... ¡Uchiha! Eso...

Moi se puso pálido. Sabía quién era el chico al que habían atacado...

(Arnau...)-pensó Moi-.

Moi se apartó de la señora y se dirigió hacia el hospital para saber como estaba Arnau.
Llegó a la puerta, donde se situaban Edgar, Eli, Toni y Miry. Todos iban uniformados menos Edgar que llevaba su bata del laboratorio.



-Chicos...¿Estáis aquí por..?
-Si Moi, nos hemos enterado esta mañana, acabamos de llegar y el resto no tardarán.-le contestó Miry-.
-Edgar nos estaba contando la situación de Arnau ahora mismo, se ve que esta muy gravemente herido y que solo podría salvarse si lo trasladasen al laboratorio de Edgar ya que él posee mejor material para ayudarle, pero su madre se niega a que lo trasladen y si no quiere no pueden hacer nada...-le dijo Eli-.
-Jope...-contestó Moi-.
-He intentado hablar con su madre, pero no razona, dice que no quiere que me lo lleve, que ella puede curarle, pero no es así. Las heridas de Arnau muestran que fue atacado con armas capaces de transportar una gran cantidad de chakra, lo que significa que aunque se las cosan estas no cicatrizaran y seguirá brotando sangre y darle propensión a las infecciones...-dijo Edgar-.
-¿Puedes decirlo para tontitos?-preguntó Toni-.
-Que o me lo llevo o morirá, hay que succionarle el chakra de las heridas y eso solo lo pueden hacer el modo sennin de serpiente. 
-Buff...

La puerta del hospital se abrió, y una mujer con bata salió. La madre de Arnau. Lloraba sin parar, y fue a dirigirle la palabra a Edgar.

-Está bien... Llévatelo... Pero si le pasa algo pienso acabar contigo con mis propias manos.
-Entendido, comunicaselo a los médicos y que lo vayan preparando, yo les acompañaré hacia mi laboratorio.

Ambos entraron al hospital.

-Bueno... ¿Qué hacemos nosotros?-preguntó Miry-.
-Ni idea... Podríamos ir a las puertas del laboratorio de Edgar a esperar noticias o esperar a que el resto lleguen y ir todos juntos.-contestó Moi-.
-¿Esperamos entoneces?-dijo Eli-.
-Venga, total, no hay muchas más opciones...-dijo Miry-.

El tiempo pasó. Charlaban de sus vidas y Toni molestaba a Elian hasta que este le metió un insecto en su ropa para asustarle. Todos llegaron a falta de Raúl y Ester que estaban en misión. Fueron hacia el laboratorio de Edgar. Mientras iban Miry y Pablo no paraban de darle vueltas a todo lo sucedido en el torneo. ¿Se lo deberían decir al resto?
Llegaron al laboratorio. La puerta estaba cerrada con llave y no se podía abrir a no ser que abrieran desde dentro. Alicia tocó el timbre que había a la puerta de este esperando a que les dejaran pasar, pero no fue así. Salió un miembro del clan Hyuga, quién les dijo que no podían entrar al laboratorio sin autorización del jefe. El laboratorio lo llevaban pocas personas, como mucho cuatro contando a Edgar, pero eran muy profesionales y estaban mucho más equipados que el hospital de Konoha.
Mientras discutían con el individuo sobre poder entrar a verle salió Edgar.
-Chicos, Arnau está más estable, he conseguido sacarle el chakra negativo de las heridas y ahora estamos analizando con que han podido hacerse las heridas, pero sigue muy débil y no sabemos porque, necesita mucha sangre y es 0 negativo, lo cual significa que solo puede recibir sangre de su mismo tipo y no hay demasiados donantes... Si no conseguimos saber que es eso que lo vuelve tan débil puede que...
-¡No lo digas!-exclamó Ari-.
-Ya... Bueno, me esperan dentro, si queréis os podéis quedar aquí a las puertas, pediré a algún ayudante que os traiga algo de tomar.
-Gracias Edgar...-dijo Miry con tristeza-.

Todos se quedaron fuera. Edgar entró dentro del laboratorio. Pasó un largo pasillo blanco hasta llegar a la sala de operaciones donde se encontraba Arnau. Arnau estaba dormido, rodeado por un enfermero y una enfermera que no le perdían de vista en ningún momento. Edgar descubrió el torso de Arnau en busca de algo que le diera la pista de que le pasaba, pero nada... 
Arnau se iba debilitando por momentos, el oxigeno estaba bien, la sangre no sobraba, pero tenía suficiente por el momento. Edgar estaba pensando, no sabía que hacer, la madre de Arnau le había confiado a su hijo y este no podía hacer nada... 

-Y si... No, no sería lógico... Pero bueno... Podría ser...
-¿Qué piensa señor?-le preguntó la enfermera-.
-Puede... Puede que tenga un sello parásito, un sello que además no se pueda ver a simple vista, osea que haya que usar senjutsu para verlo.
-¿Usted cree?
-A ver... Una posibilidad hay... Mejor que nada es, la verdad.
-Entonces le toca a usted, es el único que posee senjutsu aparte de Hyuga.

Edgar activó su sharingan y empezó a rastrear por el cuerpo de Arnau y... Efectivamente, en la parte de la nuca se encontraba un sello, el cual parecía estar robándole el chakra a Arnau.



Edgar dejó al descubierto su mano. Empezó a hacer sellos para romper el que Arnau poseía en la nuca. Una especie de dibujo apareció en la mano de Edgar, el cual fue a parar hacía el sello de Arnau, rompiendo este...


-¡Señor! ¡El paciente se recupera!-exclamó una enfermera-.
-Mm... Perfecto, informe de la situación a los chicos que hay en la puerta sobre lo ocurrido y preparen al enfermo para trasladarlo a una habitación vigilada.

Todos estaban fuera charlando, aunque preocupados por la situación... Cuando salió la enfermera todos le pararon atención, esperando lo peor.

-Chicos, tengo que deciros que, Arnau, está perfectamente, ahora se recupera en una habitación vigilada donde estará un par de días y si se pone mejor será trasladado al hospital de Konoha para su rehabilitación.
-Entonces... ¿Podemos pasar a verle?-preguntó Miry-.
-No... Me temo que eso no va a ser posible, este es un centro restringido al personal autorizado, pero en cuando salga podréis ir a verle al hospital.

Todos sonrieron. No era lo que esperaban, la verdad, pero al menos Arnau estaba bien, eso era un alivio para todos. 

lunes, 29 de mayo de 2017

ONE PIECE RE: BIRTH Capítulo 9: María Nefertari, la princesa

ONE PIECE

RE: BIRTH

CAPÍTULO 9:
MARÍA NEFERTARI. LA PRINCESA


Unos marines aparecen en el barco de la tripulación de los Cuatro Vientos.

MIRY: Mierda.

Edgard se acerca a ellos.

EDGARD: Chicos, no os preocupéis, he atrapado a estos piratas y los voy a llevar a la base más cercana.
MARINE: Vaya, está bien, señor Teach, se nota que usted es un marine con experiencia.

Los marines se alejan.

EDGARD: Ya está.
JEIREDDIN: Vamos a rematar la faena,
EDGARD: ¡Estate quieto!
Jeireddin va corriendo hacia los marines y empieza a lanzarles varios cuchillos de sangre, deshaciéndose de ellos uno a uno.

EDGARD: Este hombre es un genio...
BARNAU: Se ha cargado él solo a unos 20 marines.
EDGARD: Pero si llega a quedar uno solo podría escapar y revelar nuestro plan.
MIRY: ¿Te harás pasar por marine mucho tiempo?
EDGARD: Todo el que pueda, así podremos salvarnos de situaciones como ésta.
JEIREDDIN: Me apetece luchar más.

Alisabeth. Ari, Moi y François vuelven al barco junto a María.

ALISABETH: Chicos, tenemos un nuevo objetivo.
BARNAU: ¿Quién es ella?
ALISABETH: Se llama María, es una princesa.
MARÍA: Hola a todos.
EDGARD: ¿La has raptado?
ALISABETH: No. tenemos que llevarla a Alabasta.

Todos suben al barco.

JEIREDDIN: ¿Para qué quiere ir allí?
MARÍA: Veréis, soy la princesa de Alabasta, y ahora mismo mi país está en una guerra, necesito ir a detenerla.
FRANÇOIS: No creo que haya problema en acercarla.
ALISABETH: ¿Acercarla? ¡Vamos a detener la guerra! 
MIRY: ¡¿Qué dices?! ¡Eso es peligroso!
BARNAU: Si entramos en una guerra no hay garantía de que salgamos todos vivos.
EDGARD: Es algo que no nos incumbe, ¿para qué vamos a ir?
ALISABETH: Pues porque se lo he prometido.
JEIREDDIN: Una vez que la capitana dice algo, se tiene que cumplir.
ARI: Eso es cierto.
ALISABETH: ¡Rumbo a Alabasta!

Ester, que está atada junto a Pier en el mástil, se queda mirando a María, su cara le resulta familiar.

ESTER: ¿Miss Thursday?
MARÍA: No me llames así, he dejado Baroque Works.
MOI: ¿Os conocéis?
ESTER: Los tres formábamos parte de Baroque Works, la organización que ha iniciado la guerra de Alabasta
MOI: ¿Ellos son los causantes de la guerra? Entonces contadnos cosas de esa organización, necesitamos saber contra quién nos enfrentamos.
PIER: Veréis, el líder es Mr. 0, todos los agentes hombres tienen nombres en clave de números y los agentes mujeres tienen nombres en clave de los días de la semana. La mayoría de ellos son usuarios de fruta del diablo, así que ojito con ellos.
MOI: Nosotros también lo somos, no creo que haya ningún problema.
ALISABETH: Esto tiene pinta de ser divertido.
PIER; ¿Divertido? Estáis poniendo en riesgo vuestras vidas.
ALISABETH: Por una buena causa.
ESTER: No lo entiendo, tenéis las de perder y estáis tan contentos.
ALISABETH: Jajaja, ¿las de perder? Le voy a dar una paliza a ese Mr.0.
PIER: ¿Cómo estás tan segura?
ALISABETH: Porque no puedo convertirme en la reina de los piratas si no soy capaz de vencer a una simple persona.

Pier y Ester se quedan callados, los miembros de la tripulación sonríen. Pasan dos horas, el barco ya ha zarpado y llega el momento de cenar, Cristian se levanta con ánimos.

CRISTIAN: ¡Me encuentro genial, voy a hacer la cena!
ARI: Ups...
MOI: Jeje, esto te va a hacer gracia, Cris...
FRANÇOIS: Con todo el lío...
ALISABETH: Se nos ha olvidado comprar comida, jeje...
CRISTIAN: ¡¿Se os ha olvidado?!
JEIREDDIN: Madre mía...
FRANÇOIS: Aún falta una semana para llegar a Alabasta.
BARNAU: Eso no lo aguantamos ni de broma.
MIRY: María, me sabe mal pero creo que vamos a tener que parar en una isla antes de ir a Alabasta, para coger algo de comida.
MARÍA: No os preocupéis, lo entiendo.
CRISTIAN: ¿Cuánto falta para la próxima isla?
FRANÇOIS: Dos días.
CRISTIAN: Pues tendremos que aguantar dos días sin comer.
JEIREDDIN: Estamos perdidos.

Todos se van a dormir desanimados, no les apetece nada estar en ayunas dos días.
Cuando pasa el primer día, todo parece que va bien, es más fácil de lo que ellos creían, pero al segundo ya se convierte en una tortura, en todo el barco solo se oyen las hambrientas barrigas.

ARI: Chicos... Ya veo una isla... (Dice sin fuerzas)
ALISABETH: G-genial... vamoooos... 

Todos se levantan con las pocas fuerzas que tienen y saltan a tierra dispuestos a encontrar comida rápido, María se queda con Pier y Ester en el barco.

PIER: Dadnos algo de comer,,,
MARÍA: Vais a tener que esperar.

Se oye un fuerte rugido que proviene de dentro de la isla, todos se quedan callados y tragan saliva.

FRANÇOIS: ¿Qué tal si volvemos atrás?
ALISABETH: N-no, sigamos...

Todos se adentran temblando de miedo por lo que les pueda esperar allí dentro.

Continuará...

DEREBAND: Cap 6

 ─¡AL SUELO! ─gritó Eliawain arrojándose sobre Lem y rodando ambos por el suelo para esquivar la llama. Victhorin desapareció entre las llamas. 
─¡VÍCTHORIIIIIN! ─gritó Lémoilas a pleno pulmón. Tan fuerte, que en otro lugar entre los túneles de la caverna, Edd, Partonio y Cristán lo oyeron. 
─Por ahí ─dijo Edd adentrándose por la bifurcación por la cuál había sonado el grito.
─Tú... lo has matado... ─dijo Lem─. ¡NO TE LO PERDONARÉ!
Lémoilas desenvaino su espada y esquivó a gran velocidad una llama que se dirigía contra él. Siguió corriendo y saltó sobre el demonio cortando el cuerpo de la dama de fuego. Después cayó de cuclillas. La zona donde había cortado, estalló y Lem sonrió.
─Corte sagaz de la grulla.
Las lenguas de fuego fueron apagándose  y pareciera que habían derrotado a la diablesa. Pero un fuego resurgió de la más diminuta llama y apareció la demoníaca figura de la mujer. 

Resultat d'imatges per a mujer de fuego
─Cómo...¿Cómo te atreves? ─dijo con un alarido creando fuego en sus puños. Sin embargo, un ataque mágico golpeó a la Dama de Fuego en la espalda. Eliawain tenía las manos iluminadas. 
─No harás daño a Moi ─dijo con voz serena y clara.
La mujer desapareció en una espiral de fuego que subió a lo más alto de la caverna y descendió en picado sobre el mago. 
─¡ELIAWAIN APARTAAA! ─dijo Lem desesperado. Sin embargo Eliawain se había quedado paralizado por la belleza de las llamas y por el miedo que le producían. Era tan bonito...
Las llamas avanzaban contra Eliawain que no hacía nada por esquivarlas y le habrían matado si un frasco de cristal no hubiese golpeado el fuego. La diablesa cayó como golpeada por un rayo y se retorció intentando deshacerse del líquido que impregnaba su espalda. El lanzador sonrió.
─¡Vícthorin! ─gritó Eliawain─ ¡Pensaba que habías muerto!
─Sí bueno, es difícil matar un druida ─respondió Victhorin agachándose la capucha por el calor.
─¿Cómo lo has hecho? ─se interesó Lem. En ese momento la demoníaca figura voló en medio de la galería. Se había conseguido deshacer del líquido y ahora se erguía, furiosa. En ese momento fijó sus ojos en Victhorin y toda la ira desapareció.
─¿Jakob? ─preguntó sorprendiendo a todos.

─¿Cómo que Jakob? ─preguntó Lem.
─¿Eres tú, esposo mío? ─inquirió la mujer.
─Lo siento─ se disculpó el druida, soy sólo Victhorin. 
─Vaya... ─suspiró la mujer, triste, mientras se sentaba en el suelo─. Por un momento pensé que eras mi marido...
─¿Dónde están los niños? ─inquirió Lem.
─¿Qué niños? ─preguntó la demonio.
─No finjas ─dijo Eliawain─. Sabemos que raptas niños para devorarlos.
─Yo no como niños ─aseguró la mujer─. Es más, ni siquiera como.
─No me lo creo ─dijo Lem convencido.
─Mirad ─dijo la diablesa─, me llamo Ealena y si estáis dispuestos os contaré mi historia.
─Primero los niños ─dijo Lem, apuntándola con la espada.
─Espera ─dijo Vícthorin─, no perdemos nada por escucharla.
─Eso es verdad ─concedió Eliawain
─Está bien ─concluyó Lem envainando su katana─. Cuéntanos. Yo soy Lem y ellos son Eliawain y Victhorin.
─Hace cierto tiempo, en una zona cercana a aquí, nació una niña ─empezó Ealena─. Sus padres la amaban con locura y llevaba una vida feliz, en estos parajes desolados y dejados de la mano de dios. Ellos tenían una plantación de trigo que funcionaba bastante bien y que vendían en Neliat, una ciudad cercana. 


»Un día, la niña bajó a la ciudad, acompañando a sus padres y quedó fascinada por la maravillosa ciudad. Los muros de la ciudad, eran de un color pardo que se confundían con las rocas sobre las que se encontraba la ciudad. Sin embargo, no fue aquello lo que más impresionó a la muchacha, sinó quién la habitaba. Un chico vivía en aquella ciudad. Era aprendiz de herrero. Los dos se hicieron muy amigos y una vez al mes, cuando sus padres y ella bajaban a la ciudad, se encontraban.
»La niña fue creciendo y se convirtió en una mujer morena y el niño se convirtió en un hombre de tez oscura y sonrisa encantadora. Lo que antaño había sido una fuerte amistad, ahora se consolidó en un amor pasional. Los dos se casaron diez años después de haber compartido el primer beso. Se casaron y se establecieron en una casa de estos páramos. Ambos eran muy felices y parecía que nada podría salir mal.
»Un día, unos desconocidos llegaron a los páramos. Eran una comitiva que se había perdido y la pareja los recibió en su casa, como cualquiera habría hecho, ya que llovía y el viento azotaba los carros a riesgo de hacerlos volcar. Compartieron una cena y les dejaron el cobertizo para que descansaran. 
»A media noche sucedió todo. Un ruido los despertó desde abajo. La pareja bajó a ver que pasaba y se encontraron a los viajeros mirándolos con aspecto malvado mientras un fuego empezaba devorar la casa. Una bruja y un enorme hombre los miraban con desprecio. 
»Jakob intentó apagar el fuego pero los hombres se lo impidieron y el jefe le disparó una flecha en el corazón. A mí me dejaron en la casa, intentando que no muriera y acabando con mi vida, quemada.
Eliawain ahogó una exclamación, apesumbrado por el destino de Ealena.ç
─Pasó un tiempo y aparecí en esta cueva ─concluyo el espectro. No sé cómo ni por qué aparecí aquí, pero me desperté con el cuerpo en llamas y con el paso del tiempo acabé por entender como usar mis nuevas habilidades.
─Entonces... ─reflexionó Victhorin─ ¡Fillat y Sigrid nos han mentido! ¡Sólo querían lo que llevaban en nuestra caravana!
─¡Tenemos que volver! ─dijo Eliawain─ ¡Ryn y Paragul están en peligro!


En el campamento, Ryn estaba intentando dormirse. Paragul se quedaría de guardia. Ryn se acostó y al poco oyó ruido fuera. Un grupo de asesinos los rodeaba. En la frente tenían una marca extraña y todos traían sus armas desenvainadas. Fillat los miraba imponente desde encima de una roca. En su mano, una enorme hacha. Su cuerpo se había vuelto mucho más musculoso. Sigrid se erguía a su lado. Se había transformado en una bruja. Tremendamente atractiva, pero una bruja, al fin y al cabo. En su mano, se veía una runa conjurada, como las que tenían los bandidos en la frente.
En medio de todos ellos, estaba Paragul, con la capa negra sobre los hombros y la capucha cubriéndole la cabeza, además de la bufanda cubriendole la boca. En sus manos se veía la espada corta por la que se había hecho famoso y el cuchillo por el que era aún más conocido.