jueves, 25 de mayo de 2017

DEREBAND: Cap 5

─¿Dónde podemos encontrar a la tia esa? ─preguntó Edd.
─Dicen que vive en la Cueva del Cuervo, pero no sabemos dónde está eso ─respondió Sigrid.
Eliawain sacó un mapa y lo miró con detenimiento.

─¿Eliawain, cariño, estás seguro de que no lo tienes al revés? ─preguntó Partonio.
─Pero si tú no tienes ni idea de mapas ─respondió el mago, ofendido.
─Sí, bueno, puede ser ─dijo el ermitaño riendo.
─Está un poco más adelante ─dijo Eliawain guardándose el mapa. 
─¡Oh bien! ─dijo Lem mientras cogía su katana y se levantaba─. ¡Vamos a por el demonio ese!
─¡ESPERA! ─gritó Ari alarmada, pero Lem ya se había ido con Eliawain y Vícthorin.
─¿Qué pasa? ─preguntó Edd que también se había preparado.
─¿Vamos a ir así, sin ningún plan? ─preguntó la chica muy confusa.
─Mira ─dijo Cristán pasando por el lado de Ari─, si algo he aprendido en mi vida es que los planes salen mal y que Lem tiene una flor en el culo.
Ari se quedó patidifusa mientras Edd y Cristán iban tras Lem y Eliawain.
─¿Qué hacemos? ─preguntó Alilea.
─Paragul y yo nos quedamos aquí, vigilando ─dijo Ryn.
─Noooo ─se opuso Partonio─. Paragul es meeeeu.
Ryn rió mientras el ermitaño se iba sonriendo en dirección a la Cueva del Cuervo.
─Nosotros también deberíamos quedarnos aquí ─dijo Fillat─. Lo único que haríamos es molestar.
─Me parece bien ─dijo Ari─. En ese caso, sóis bastantes. Yo me voy.
─Yo también ─dijo Alilea.
─Y yo ─añadió Stert.
─Vale, chau ─dijo Ryn despidiéndose con la mano.
Ari, Ali y Stert se internaron campo a través para encontrarse con Lem, Victhorin y Eliawain. Los tres que habían partido primero llegaron a la cima de una colina, que tenía una abertura. Poco más que una grieta por la que cabía un hombre flaco. 

─¿Es ahí? ─preguntó Victhorin mientras se ponía su capucha.
─Ajá ─dijo Eliawain girándose para hablar con Lem, pero de este sólo quedaba un zapato que sobresalía de la entrada de la cueva.
─¡Vamos! ─dijo Lem mientras acababa de entrar. 
Los dos lo siguieron a través de la abertura y se internaron en los túneles de la colina. 
─No veo nada, tío ─dijo Lem un rato después avanzando con los brazos estirados para no chocarse.
─Espera ─dijo Vícthorin escarbando en su mochila de cuero. De pronto sacó un pequeño frasco vacío. Lo sacudió en el aire y las paredes del recipiente empezaron a brillar.

─¡Hala! ─dijo Eliawain mientras Victhorin se ponía la mochila─. ¿Cómo has hecho eso?
─Un buen druida nunca revela sus trucos y menos el de mi linterna verde ─sonrió el encapuchado. Acto seguido se giró y se encontró con los ojos de Lem, que lo miraba deleroso de llevar el frasco─. Toma ─concedió el druida dándole el bote a Lem.
─¡Cómo mola! ─dijo Lem sonriendo como un niño.
Los tres siguieron avanzando a través de la gruta, buscando a la diablesa. Al mismo tiempo, Edd, Cristán y Partonio, que los había alcanzado, llegaron a la entrada de la cueva.
─Creo que es ahí ─dijo Edd. 
─¿Pero como vamos a ver ahí dentro? ─dijo Cristán─. No llevamos antorchas ni nada por el estilo.
─Eso es verdad ─dijo Partonio.
─Tú no traías antorchas Partonio? ─preguntó Cristán.
─¡Ostras es verdad! ¡Se me han olvidado!
─Metedlo a la cámara de gas ─dijo Edd tapándose la cara con la mano mostrando desprecio por Partonio─. Menos mal que se hacer esto. 
Edd sacó su escudo y con una tiza empezó a pintar encima del escudo una runa. Cuando la hubo acabado, la runa empezó a brillar.
 Los tres entraron a la gruta con Edd al frente. Mientras tanto, Lem, Eliawain y Vícthorin, avanzaban por la caverna, hasta que llegaron a una galería inmensa. En el centro, una flamígera figura cantaba. Parecía que estuviera pintando en el suelo, usando sus dedos en llamas para crear figuras. De repente, la figura advirtió de la presencia de los tres aventureros.
─¡Malditos asesinos! ─gritó furiosa mientras unía las manos y creaba una enorme llama que se dirigía hacia los tres guerreros.

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