jueves, 20 de julio de 2017

DEREBAND Cap 19

Era media mañana cuando los guerreros entraron en la fortaleza de Ériadon. Según les había dicho Mesara, el duque ya sabía que aquella compañía de mercenarios se pondría a su servicio. El puente levadizo bajó y el enorme rastrillo se abrió para dejar pasar a la comañía, que era precedida por Mesara.
─Mi señor ─dijo uno de los guardias─, es un placer volver a veros.
─Ahórrate los cumplidos y vigila que no entre nadie más ─respondió Mesara hosco. 
─Como ordenéis, mi señor.
La puerta se cerró detrás de Edd que dijo:
─No veo a Eliawain, cuidado no lo hayamos pisado.
─Estoy aquí ─dijo Eliawain desde el lado de Lem.
─Oh vaya...


[Se recomienda al lector, que escuche la canción mientras se procede a leer el siguiente pasaje]

Los doce entraron al salón real. Era un salón muy ámplio y estaba lleno de cortesanos, que miraron extrañados a los heroes entrar. Mesara lucía una sonrisa brillante enorme cuando entró en la sala y a su lado, Lem parecía feliz. 
─Padre ─dijo Mesara arrodillándose ante su progenitor. Detrás suyo, toda la compañía le imitó.
─Hijo ─respondió el padre, moviendo la mano para que se levantara.
El duque bajó las escaleras que ascendían a su trono y se acercó a su hijo. 
─¿Cómo va la guerra? ─preguntó Mesara, mirándolo fijamente a los ojos.
─Mal, hijo, mal ─respondió el duque dirigiéndose a una estancia detrás del trono. Una mesa tallada en madera de roble con la forma del territorio entero del ducato de Fluvian estaba en el centro de la sala y el noble se acercó a ella y se apoyó. La compañía lo siguió a esa estancia─. Cuando tomaron el Paso Alto, nos pusieron en un aprieto, pues dominan dos de las tres entradas a nuestra patria.
El duque señaló una desfiladero en una cordillera al norte, en la que se veía perfectamente  la ocupación de cinco peones rojos. Al oeste se encontraba un río y un vado, marcado con un peón. En el este, se podía ver un par de peones enemigos ocupando una fortaleza.
─He decidido ─dijo el señor de Fluvian cogiendo los peones de dentro de la fortaleza de Ériadon y colocándolos en la cordillera─ que yo personalmente guiaré a mi ejército para recuperar el Paso Alto. Después construiremos defensas más poderosas y atacaremos a la Fortaleza del Campo Este ─el duque señaló la fortaleza del este.
─Es un plan arriesgado ─dijo Mesara─. Podrían atacar desde Campo Este directamente a la capital.
─No es la forma de guerrear de Malequith ─respondió el viejo noble acariciándose la barba mientras contemplaba la fortaleza enemiga─. Esperará ocupar toda la frontera antes de atacar a nuestro corazón ─el viejo se giró a su hijo y lo cogió por los hombros─. Por eso necesito que vayas al Vado Helado. Necesito hombres allí y tu compañía de mercenarios me vendría de gran ayuda ahora mismo.
─Como ordenes, padre.
─Por cierto ─añadió el duque─, tu hermano es el capitán que comanda a los hombres que vigilan el vado. Dile que me envíe tantos hombres como pueda.
─Padre, tú sabes que Aenaluck y yo no nos llevamos muy bien...
─Me dan igual las diferencias que tuvieráis en el pasado, ahora tenemos que juntar fuerzas para derrotar a nuestro enemigo.
─Como quieras, padre.

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